EL PEJERREY ESCARDÓN RESISTE EN AGUAS FRÍAS

La temperatura del mar rompió la barrera de los 10 grados y hay expectativas por lo que pueda suceder con el pejerrey corno en Mar del Plata, que hace años que no arrima. Mientras tanto, el escardón sigue presente y con buenos resultados, aunque el clima no ayuda.

Una etapa de transición se vive en la costa bonaerense cuando llegan los primeros fríos fuertes y este crudo invierno 2025 comenzó sin respiro para toda la zona. Como consecuencia, se estableció rápidamente un escenario de corte entre las especies, donde los resultados de pesca se ven seriamente afectados y los pescadores deben trabajar el doble para capturarlas. La abundancia de condiciones más templada desaparece, migran en búsqueda de mejores temperaturas y en el mar de la costa marplatense se genera un vacío difícil de asimilar.

El principal actor que se hacía cargo de los primeros planos se tomó varios años sabáticos. Desde 2012 que no se registra en nuestra ciudad una pesca buena de pejerrey corno, más allá de alguna aparición esporádica en 2016, principalmente nocturna. Y la variada de invierno, como son las brótolas, los pez palo y las pescadillas tampoco están a gusto con el agua de mar a 9 grados. Aunque sí debe destacarse que las “llolas” bancaron la parada y algún que otro cardumen ofreció entretenimiento del bueno.

Pero el pejerrey escardón se erige como el último bastión de la resistencia. En las últimas semanas, antes del ingreso de frío polar que irrumpió en la provincia de Buenos Aires, se registraron muy buenas pescas de la especie tanto en la Arenera del Faro como en la Escolleras Sur y Norte, en el Puerto. Sumados a algunos resultados en los frentes de piedras del centro marplatense. Y aunque las condiciones del mar se rompieron por completo después de la última sudestada, sumado al extremo frío, todavía existen sectores “oasis” que arrojan algún resultado de escamudos en caña de los que decidieron hacer patria. No son faenas para destacar en cuanto a rendimiento, pero sí para remarcar en un contexto climático completamente hostil y anti deportivo.

Los primeros manilas comenzaron a picar al sur de la provincia pero todavía están lejos de la Costa Atlántica. Y a realidad es que, a juzgar por las últimas temporadas, pensar que pueda venir es casi una utopía. Pero la esperanza es lo último que se pierde y -mientras tanto- el escardón (y algún que otro panzón) parecen tomar a posta para que los fanáticos de os “flecha de plata” no se vayan con las manos vacías. Ahora será entonces el clima el encargado o no de ofrecer las condiciones para mantener la llama prendida mientras se transita la parte más dura de un crudo invierno que recién empieza.