TORPEDOS DE MARZO

La pesca de la lisa está entrando en la recta final de una muy buena temporada y los más fanáticos ya se frotan las manos porque en el mes de marzo aparecen las de mejor porte, aquellas que ya emprenden el regreso hacia el mar. Este fin de semana fuimos en su búsqueda, pero el nivel de agua de la albúfera de Mar Chiquita complicó la navegación y acotó bastante la cancha. No obstante, hubo resultados alentadores de cara a las próximas semanas.

La albufera Mar Chiquita sin dudas está teniendo una gran temporada de lisas y hay dos características que la distinguen. Una tiene que ver con la cantidad que ha sido siempre muy pareja desde su comienzo. La otra está relacionada con la calidad, y es que hubo pescado chico en su arranque y de porte en su etapa media y final. Esto para nosotros no es casualidad. Viene ocurriendo en un período signado por escasos registros de lluvias acumuladas, que dura hasta hoy pero que inició a mediados de 2020. El fin de semana estuvimos en el Recreo San Gabriel en busca de los misiles de marzo.

La idea era buscarla cerca del pesquero en primera instancia y, en caso de no encontrarla, continuar aguas arriba hacia la zona del mangrullo. Sin embargo, cuando llegamos nos encontramos con la dificultad de que el nivel de agua era excesivamente bajo, así que nos enfocamos en toda la zona que va desde el cartel hasta la segunda goma, que es la que mayor profundidad presenta. Pero en el arranque del día la actividad fue nula. A media mañana nos dirigimos a la cancha situada entre Punta Ondina y Punta Pejerrey, donde encontramos algo de actividad, orillada sobre la margen de costa que da hacia la Ruta 11.

Ya sobre el mediodía, habiendo logrado sólo tres capturas en el sector mencionado, el pescado desapareció, con lo cual volvimos a la zona que habíamos estado recorriendo a la mañana y, recostados sobre la costa opuesta a la ruta, a unos 500 metros antes de la segunda goma, encontramos actividad y de allí no nos movimos hasta el cierre de la jornada. La pesca hubo que trabajarla mucho, caña en mano moviéndole para tentarla, utilizando panza de lisa coloreada como carnada y los aparejos clásicos para esta pesca con 5 anzuelos. La lisa estaba esquiva para comer, pero cuando lo hacía comía bien. No tuvimos piques errados y logramos una buena pesca en cantidad con muy buenos portes. Y entremezclados obtuvimos dos lenguados que se prendieron a los aparejos.

Al paraíso lisero todavía le queda mucha tela para cortar. Lo que tenemos por delante suele ser lo mejor de la temporada. Porque por lo general el clima se acomoda, calman los vientos fuertes de verano y comienzan a predominar unos misiles imparables, verdaderas máquinas de tirar. Las famosas chanchas de marzo que ya están presentes.