LA CORVINA NEGRA LLEGÓ PARA QUEDARSE

En la modalidad fondeo, salieron varios ejemplares de muy buen porte, cercanos a los 20 kilogramos de peso, con su tradicional pelea. La Piedra del Vidalero vuelve a ser el centro de atención de los fanáticos de la especie.

Ya había arrancado en General Lavalle, en el norte de la provincia de Buenos Aires, la meca de la pesca deportiva de la corvina negra. Uno de los peces más buscados por los fanáticos de la caña, porque suele tener portes realmente asombrosos y ofrece una de las peleas más impactantes de las especies que habitan en el mar. Y ni que hablar de su valor gastronómico: su carne es una de las más requeridas.

Automáticamente las miradas se posaron sobre Mar Chiquita. Es que el contacto entre la albúfera y el mar y el constante movimiento de agua es un ecosistema ideal para que las “negras” encuentren la comida que necesitan en su migración. Es por eso que las playas de Celpa (en la boca, cruzando el Balneario Parque) y dentro de la propia laguna, se venían logrando capturas de varias “moritas” y algunas un poco más grandes también.

Pero sobre la zona de la Piedra del Vidalero se apostaron las cañas cuya modalidad también resulta atractiva: el fondeo. Una línea simple anclada con un grampín, adosadas a un equipo pesado, que a unos 300 o 400 metros de distancia van en búsqueda de las verdaderas gigantes: como por ejemplo las que salieron el último fin de semana, que llegaron casi a los 20 kilogramos de peso.

Sin haber sido jornadas de excelente pesca, al menos dos o tres cañas por campamento, arrancaron. Es cierto que son las primeras y que la historia recién comienza, pero es un buen augurio. El inicio del 2024 es recordado por una de las mejores etapas para esta pesca y parece que este 2025 no quiere defraudar. Las próximas semanas serán determinantes, pero las corvinas negras ya están ahí, sólo resta ir por ellas.